Usted puede intentar ser “Webmaster”, una variedad de
redactor de tipo freelance muy buscada en Internet.
Sea webmaster,
conquiste el universo
Se entiende por esta categoría de trabajadores a aquellos
que sólo por contrato de palabra (escrita, pero sin ninguna validación legal),
se comprometen a realizar una tarea de redacción, traducción o corrección de textos que aparecen en blogs de terceros.
Son los autores llamados “Ghostwriters”, quienes renuncian a
sus derechos de autor o publican anónimamente, pero que también renuncian a sus posibilidades de
queja. Digamos que si un autor de un escrito no figura como tal, sólo la decencia
de su contratante le obliga a pagarle.
Y aquí entramos en un terreno minado.
Veamos la situación. Si un contratante requiere un blogger
ajeno para que publique en sus páginas, puede ser por varias razones.
Una, porque su blog trata de temas que su dueño no
entiende... Sin comentarios.
Dos, porque el dueño del blog no sabe escribir... ¿Qué
quiere que le diga?
Tres, porque lleva a la par varios blogs (o muchos), lo que
hace imposible la actualización periódica de todos ellos. Esto indica
simplemente que el contenido no le interesa, sino más bien toda la ganancia
publicitaria que puede obtener de los mismos.
Este tipo de dueños, generalmente empresas virtuales, paga
muy mal o directamente no pagan por los trabajos, porque milagrosamente siempre
obtienen más voluntarios para publicar. Como pagan muy por debajo de lo que
implica hacer un trabajo de calidad, porque no les interesan los contenidos,
logran que la red se vaya ensuciando poco a poco con cosas escritas sin saber,
copias con palabras reemplazadas, artículos que no dicen nada, y un largo
etcétera, todo negativo. Incluso ocurre, que para lograr un ingreso decente, un
buen autor termine escribiendo basura.
Por supuesto, la trilladora de almas que es el trabajo por
Internet, se reserva el derecho a la existencia de otros comensales en esa
cadena trófica. Son aquellas plataformas que aprovechando este nicho, trabajan
en la conjunción contratado-contratante, generalmente cobrando comisión a ambos
bandos.
Dada la coyuntura, donde existen más posibles contratados
que contratantes, las reglas se endurecen muy discriminatoriamente. En la
mayoría de las ofertas que se publican, un candidato a blogger debe hacer
público su currícula, debe rogar y convencer al posible contratante de que es
la persona idónea a sus necesidades, y competir ferozmente bajando sus haberes
a límites que rozan la vergüenza.
En cambio, el que contrata coloca sus condiciones sin ningún
tipo de límite. Ejemplos: promesa de pago por trabajo no sólo terminado, sino
entregado y publicado. En estos casos, el contratante paga solamente si tiene
ganas.
Otras condiciones típicas: horarios de cierre, cantidad de
palabras, densidad de palabras clave para SEO, estilo idiomático, cantidad de
artículos por día y originalidad garantizada. El autor además debe muchas veces
aportar videos o fotografías de la red que no tengan derechos de autor, más la
autocorrección de estilo y ortografía.
El blogger generalmente acepta estas condiciones, por ser y
estar dentro de su lógico trabajo.
En cambio el contratante, generalmente publica su nick sin
indicar ningún nombre, dirección o teléfono. A veces ni siquiera se sabe a qué
país pertenece. No publica sus antecedentes, ni el blog o página en que se irá
a publicar el contenido contratado. Adquiere por monedas el derecho total de
autoría de la obra, su uso y su trato.
También conserva en su poder el derecho a ofrecer lo que se
le ocurra por el trabajo, el instrumento y modo de pago, y lo más importante,
pues aquí está la verdadera trampa: la descripción del trabajo esperado.
La trampa
¿Por qué es una trampa? Si un contratante es poco
escrupuloso, y ciertamente hay muchos, describe lo que necesita con un mínimo
absoluto de palabras. Luego, en actitud felina, acecha y espera que los
posibles bloggers presupuesten su pedido, generalmente sólo por instinto porque
los datos son muy ambiguos. Estos personajes contratan a varios a la par, les
entregan distintas partes del trabajo a cada contratado, y se les aparecen con
la sorpresa de diversas complicaciones o condiciones no establecidas con
anticipación.
Resultado: esta tanda de bloggers cumplirá parte de lo
convenido, hasta que se dan por vencidos por la desastrosa relación
ganancia-esfuerzo que se le presenta.
Resultado final: al renunciar esa tanda de bloggers, el
contratante no paga lo que se le entregó hasta ese momento, y simplemente
vuelve a publicar la oferta para otra camada de incautos. En poco tiempo,
obtiene el trabajo terminado, sin pagar un céntimo. El aspirante a blogger,
decepcionado y habiendo trabajado gratis, vuelve a buscar ofertas, bajando en
su desesperación cada vez más sus presupuestos. Hermoso.
¿Ahora se entiende mejor por qué se buscan tanto a los webmasters
para trabajar en Internet?
Por supuesto, hay más. Siempre hay más.
Señor@s, a la aurora, alegría.
Orlando Ampuero
Orlando Ampuero
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