Gracias a Dios (o a la Fuerza) existen muchos métodos para
ganar dinero por Internet. Soy yo el que tiene la culpa por no haberlos
encontrado todavía. Dos ejemplos muy prometedores: el ingreso por cliqueo o
contestar encuestas.
Ingresos por clickeo.
Trabajo apto para el cerebro de un zapato
Es muy simple. Hay empresas que mediante determinada
plataforma que las aglutina, pagan por cada vez que se detecta a alguien que
consulte un texto publicitario. La trampa: se paga poquísimo por el tiempo que
exige, y las plataformas generalmente tienen un techo, que suele ser de 10
euros como mucho.
El resultado es mantener a las empresas satisfechas con
miles de personas que consultan sus avisos por monedas... perdón, medias o
cuartos de monedas.
Hay que considerar que se necesitarían unos cientos de
horas de trabajo para llegar a esos euros.
Y un plato especial de postre: muchos de los avisos
necesitan la registración del visitante, lo que los introduce en una base de
datos que se puede usar para cualquier cosa, generalmente a formar parte de
listas utilizadas para publicidades enviadas por mail.
Gane dinero
contestando encuestas. “Teresita, ama de casa de 70 años, ganó más de 5000
dólares en una tarde lluviosa”
El otro método, el de encuestas pagas. Esto es una estafa
mayor, la artimaña más cruel que se puede hacer en Internet. ¿Cómo funciona? Usted
es invitado, porque es especial e importante, a entrar como “opinador” en un
servicio de encuestas.
Allí, y para ser aceptado (a pesar que usted ha sido
invitado ¿?) le preguntarán una larga serie de cuestiones, aparentemente
ligadas a un producto o servicio que está estudiándose. No se engañe, el que
está en estudio es usted.
Para ingresar y poder recibir las encuestas, debe colocar todos, todos, todos sus datos personales, incluyendo cosas tales como ingresos, integrantes de su familia, gustos personales, y un largo etcétera, y esperar a que le llegue alguna encuesta. Hasta acá, dentro de los límites aceptables, pero extremadamente en el límite.
Al otro día, o en varios meses, le llegará una encuesta.
Usted la hará, esperanzado por un pago, y al final aparecerá un cartel que dice
algo como “Disculpe, usted no es el tipo de persona que buscábamos encuestar”,
o algo así. Inmediatamente, la plataforma lo invita a contestar otro tipo de
preguntas, con la excusa de que buscan ubicarnos mejor para futuras encuestas.
Aquí viene otra batería de indagaciones, e incluso consultas que implican marcas u objetos existentes en el mercado. Resultado: por cero dineros, usted ha hecho dos encuestas distintas, probablemente para dos clientes de la plataforma, y cedió además todos sus datos personales para que esa misma plataforma los venda en paquete a las empresas que publicitan por mailing. Sí, los famosos “Spam”, que no sabemos de dónde salen. Una mina de oro.
Por supuesto, hay más. Siempre hay más.
Señor@s, a la aurora, alegría.
Orlando Ampuero
Orlando Ampuero
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