Sal de frutas casero - Foto O. Ampuero |
El proceso normal de
digestión puede verse amenazado luego de una comida pesada. No permita que una
incomodidad corporal le quite el placer de la sobremesa.
Todo lo que ingerimos
ingresa al sistema digestivo de nuestro cuerpo, en donde se descompone por la
acción enzimática en sus formas elementales, y se absorbe para su utilización
en las necesidades de funcionamiento de cada órgano o sistema.
Nuestros organismos
son heterótrofos, necesitan materias primas y energía para su crecimiento,
mantenimiento y funcionamiento. Todo esto lo aporta la alimentación.
En el proceso químico en
el cual lo que se ingiere se transforma en nutrientes y minerales, es básico un
equilibrio adecuado para que el mismo sea natural, eficiente, y no acarree
trastornos que interfieran en el disfrute de una buena comida o relación social.
La sal de frutas ayuda a
la digestión de una comida pesada
Este producto facilita
la operación en donde el cuerpo, aunque no siempre se note, compromete todas
sus facultades, como es el proceso digestivo. Aporta minerales y
compuestos que refuerzan la eficiencia del proceso, haciendo que el mismo sea
natural y fluido.
Una ayuda de este tipo
no está de más, y se puede agregar al organismo como prevención, tratamiento o
alivio de trastornos de digestión.
Los alimentos irritantes
o con grasas pueden provocar indigestión, dispepsia o estreñimiento, con
consecuencias incluso crónicas, como el síndrome de intestino irritable, o el
reflujo gastro-esofágico, que llegan a afectar el normal desenvolvimiento
cotidiano y hasta el carácter de las personas.
Una fórmula para preparar sal de frutas y ayudar a su digestión
En caso de trastornos en
la digestión provocados por la ingesta de comida no demasiado saludable, tanto
por sus componentes como por su cantidad, es benéfico una cucharada de sal de
frutas disuelta en un vaso con agua, bebido mientras dura la efervescencia.
Producirá alivio en muy poco tiempo.
La sal de frutas casera
puede prepararse con los siguientes componentes:
- 100 gramos de ácido tartárico
- 125 gramos de bicarbonato de
sodio
- 75 gramos de azúcar
- 10 gramos de sulfato de
magnesio
- 10 gramos de ácido cítrico
Esta mezcla compensa las
necesidades de funcionamiento y balance químico de nuestro sistema digestivo
casi inmediatamente, sin efectos secundarios.
La sal de frutas y sus
componentes
Tanto el ácido tartárico
(extraído de la vid) como el ácido cítrico (elaborado a partir de caña de
azúcar o de cítricos), son aportes que mejoran la capacidad del estómago en
utilizar ácidos adecuados para descomponer efectivamente los alimentos
ingeridos. Se adquieren en polvo en casas comerciales de venta de artículos de
repostería.
El bicarbonato de sodio
aporta la descomposición de esos ácidos en elementos más simples al desprender
dióxido de carbono en el estómago, que se recombina acelerando la oxidación de
la comida.
Por supuesto, tanto el
bicarbonato de sodio como el azúcar común, se venden en cualquier comercio de
comestibles.
El sulfato de magnesio
es una sal hidratada con apariencia de pequeños cristales blancos, que posee
infinidad de nombres comerciales: sulfato de magnesio, sulfato magnésico,
sulfato de magnesio heptahidratado, sal de Higuera, sal amarga, sal de Epsom.
Probablemente, su nombre más común es Sal inglesa. Es un producto farmacéutico
muy barato de venta libre.
Su intervención comienza
en cuanto el bolo alimenticio se va transformando en fecal, luego que la comida
ya casi digerida abandona el estómago y recorre el tracto intestinal. Aporta
las condiciones químicas óptimas de absorción de nutrientes en los intestinos,
permitiendo que estos trabajen más rápido. Mejora el funcionamiento de hígado y
páncreas, y previene los calambres en músculos lisos, como son los intestinos.
Es de destacar, cuando
se prepara la fórmula, de no exceder la cantidad necesaria de este producto,
pues estando presente de más, provoca diarrea.
Su origen (por primera
vez en Epsom, Inglaterra) proviene de un tratamiento de sales, en base a agua
de mar desecada en salinas naturales. Actualmente, se fabrica mediante un
proceso industrial consistente en la combinación de magnesio con ácido
sulfúrico.
¿A qué esperar? Prepare
una sal de frutas para consumir en comidas o sobremesa
Si se agrega la mezcla
durante la comida a un vaso de naranjada o limonada,
se pueden obviar el azúcar y el ácido cítrico, y su efectividad comienza antes
que se manifiesten trastornos en el proceso digestivo. El jugo de naranja o de
limón aporta el ácido cítrico y azúcar necesarios, y se tiene como bonificación
la transformación de la bebida en prácticamente una gaseosa, pues el bicarbonato
comienza a despedir dióxido de carbono en la bebida, produciendo efervescencia
por carbonatado.
La comida transcurrirá
de ese modo sin inconvenientes, y aún más importante, la sobremesa también.
Señor@s, y a la aurora, alegría.
Orlando Ampuero
Señor@s, y a la aurora, alegría.
Orlando Ampuero
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