Es muy difícil mantener principios morales en esta época,
tener más de cuarenta y buscar trabajo al mismo tiempo... Si usted busca un
trabajo en la red no se gaste, no lo obtendrá si no es a costa de varias
entregas de su ser, en pequeñas o grandes tandas. La famosa libra de carne del
prestamista judío de Willy el Bardo.
Trabajos con redes
sociales
Suponga que ha logrado aprender a manejar decentemente una
red social, y ha llegado a obtener la confianza de numerosas personas que lo
siguen, leen lo que escribe, comentan y comparten. Eso es bueno y de alto
interés humano. Pero es carnaza para rapiñar por parte de numerosos
“empleadores”.
Hay muchos anuncios en la red que no están interesados en usted,
ni como trabajador ni como persona, no, no... Simplemente les interesa su lista
de amigos, y continuamente tratarán de adueñarse de ella, sin ningún
remordimiento en desbordar sus direcciones o perfiles luego de publicidad
basura espamizada. Increíblemente, es una actividad ampliamente aceptada por el
mercado virtual, siendo para mí una falta a la confianza que se ha depositado
en otra persona permitiéndole ser integrante de una lista de “amigos”.
Mucha gente se ofrece a este tipo de actividad, y se
sorprende cuando inmediatamente que ha sido absorbida su lista de amigos, se
prescinde de sus servicios.
Por otro lado, este tipo de trabajos está trayendo aparejado
una serie de complejidades, producto de las complicidades. Ofertas y demandas
de trabajo que medran más allá de la moralidad, son entre muchos ejemplos
pagarle a una persona que debe crear todos los días direcciones nuevas de
identidad para verter opiniones de publicidad disfrazada; pagarle a otra
persona para que opine como mansa ovejita sobre algún objeto o servicio en
muchos sitios, visitas falsas a blogs para hacer creer que es muy visitado, la
compra de opiniones para foros donde intervienen otros sinceros incautos, y la
bajeza que se les ocurra.
Ayuda a esta pérdida de la credibilidad el gran cambio que
estableció la reforma de los algoritmos de búsqueda de Google, el famoso Panda,
que en suma mejora las posiciones de opiniones vertidas en redes sociales y
blogs (pese a que Google haya dicho lo contrario), por sobre las plataformas que contienen información seria. Esto hace que
una persona que busca un dato en Internet, no tenga más remedio que dudar
siempre de su fidelidad. Dicho de otra forma, es típico en este momento que una
burrada sobre algún tema figure antes que los datos correctos en una búsqueda.
Sea millonario en
pocos minutos casi sin esfuerzo, trabajando por Internet.
El Oscar a la categoría “Si buscas trabajo en Internet, eres
un cliente”, se lo llevan las organizaciones multinivel. Estas estructuras
venden algo... En realidad no importa qué, pues la principal ganancia siempre
es la afiliación de integrantes nuevos en una red que promete pagarnos
porcentajes de inscripciones de nuevos vendedores por entrar. Esta actividad se
presenta como un negocio, no como un trabajo, y para ingresar indefectiblemente
hay que pagar. Lo que “venden” en realidad rara vez se vende, sino que se
negocia con ingresos frescos de más incautos que creen que van a vender algo.
Lo increíble del caso es que en la mayoría de los países
occidentales las estructuras de ventas piramidales están prohibidas por ley.
Por una rara vuelta de tuerca, estas organizaciones de captación de clientes se
consideran “redes”, cuando en realidad no lo son. Las redes tienen una
estructura tridimensional, donde cada integrante debe tener iguales
características en todos los sentidos. Estos sistemas permiten observar una
clara diferenciación en pisos (incluso se habla de los afiliados como “hijos”,
“nietos” y “biznietos”, estableciendo niveles que forman la pirámide), cuyo
vértice está ocupado por el ente que realmente gana el dinero que fluye de
abajo hacia arriba.
Por supuesto, hay más. Siempre hay más.
Señor@s, a la aurora, alegría.
Orlando Ampuero
Orlando Ampuero
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